Es mejor no intervenir
con el abrupto brote de mi sangre,
que se eleve su aroma rojo profundo,
para que aquellos pocos
que pueden perceptirlo
se acerquen al banquete,
rumiando mi desnuda espalda.
Y a quien van a alimentar
sino al que va a devorarlos vivos...
Pero eso lo ignoran.
Del mismo modo que ignoro yo,
y me alejo por el camino de la soberbia,
teniendo la precaucion
de no pisar ningun antidoto,
finalmente llegando al escalonado hall
solo para volver a sentir
aquel sabor en la boca
y escupir otro poco de nada,
sin encontrar placer.
Tirando del oxidado cerrojo
sin encontrar exito,
entre esta maquina atroz de sangre,
sudor, semen e ideas innecesarias
encuentro un equilibrio imperfecto.
No tenes nada adentro,
me dice de detras del hombro
mientras rie,
sono como a mi voz...
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